Muchas personas, por falta de tiempo, estrés o rutinas apresuradas, suelen posponer sus comidas sin pensar en las consecuencias. Sin embargo, cuando el cuerpo envía la señal de hambre y decidimos ignorarla, comienzan a activarse procesos internos que pueden afectar desde la energía hasta el estado de ánimo.
A continuación, te presentamos siete efectos que ocurren dentro del cuerpo cuando tienes hambre y decides no comer.
Disminuye el nivel de azúcar en la sangre
Al no recibir alimentos, el organismo agota la glucosa disponible, lo que puede provocar hipoglucemia. Esta condición se manifiesta con debilidad, mareos y dificultad para concentrarse. El cerebro, cuya principal fuente de energía es la glucosa, es uno de los primeros en resentir esta falta.
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El cuerpo recurre a las reservas de grasa
Tras varias horas sin ingerir alimentos, el organismo empieza a transformar la grasa almacenada en energía. Aunque este proceso puede interpretarse como algo positivo, sostenerlo por periodos prolongados puede generar fatiga e incluso pérdida de masa muscular cuando el déficit se vuelve extremo.
El metabolismo se desacelera
Para conservar energía, el cuerpo entra en un “modo ahorro” que reduce la quema de calorías. Esto puede dificultar la pérdida de peso a largo plazo y alterar el equilibrio hormonal, afectando diversas funciones del organismo.
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Aumentan los niveles de cortisol
La falta de alimento es interpretada como una señal de alerta, por lo que el cuerpo libera cortisol, la hormona del estrés. Su incremento puede generar ansiedad, irritabilidad y fuertes antojos de alimentos altos en azúcar o grasa.
Se altera el proceso digestivo
Incluso sin comida, el estómago continúa produciendo ácido gástrico, lo que puede causar acidez, ardor y malestar abdominal. Al retomar la ingesta de alimentos, el sistema digestivo puede tardar en recuperar su ritmo normal.
Se pierde masa muscular
Cuando el ayuno se prolonga, el cuerpo no solo utiliza la grasa como combustible: también recurre a las proteínas presentes en los músculos. Esto debilita el tejido muscular y afecta el rendimiento físico.
El estado de ánimo se ve afectado
La falta de nutrientes altera los niveles de serotonina, neurotransmisor clave para el bienestar emocional. Por ello, cuando no comes puedes sentirte irritable, ansioso o incluso deprimido.
Comer a tiempo y escuchar las señales del cuerpo es fundamental para mantener un equilibrio físico y emocional. Ignorar el hambre no solo afecta la energía diaria, sino también la salud a largo plazo.
