En México, pocas celebraciones son tan profundas y simbólicas como el Día de Muertos. Y aunque todo el país se llena de flores, velas y memoria, hay lugares donde esta tradición se vive con una intensidad única.
Uno de ellos es Malinalco, un Pueblo Mágico en el Estado de México que cada año, transforma sus calles y hogares en verdaderos altares vivientes.
¿Por qué Malinalco es el destino más conmovedor para vivir el Día de Muertos?
A solo dos horas de la Ciudad de México, Malinalco se alista para recibir a propios y extraños entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre de 2025, ofreciendo una experiencia que va más allá de lo visual, aquí se honra la muerte como parte sagrada de la vida, con rituales profundamente arraigados en la cosmovisión prehispánica.
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Uno de los elementos más significativos en Malinalco es la conmemoración de los "Muertos Nuevos", es decir, aquellos que fallecieron en el último año. Para ellos, las familias construyen ofrendas monumentales dentro de sus casas, que van mucho más allá del altar tradicional: son auténticas recreaciones de la vida del difunto.
En cada hogar se pueden ver altares que simulan salones de clases, talleres, cocinas o escenarios que representan las pasiones, oficios y memorias del ser querido.
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Es un acto íntimo, pero también colectivo, pues los vecinos y visitantes son bienvenidos a recorrer estas ofrendas como si se tratara de un museo abierto al alma.
¿Qué hace diferente a Malinalco durante el Día de Muertos frente a otros destinos turísticos?
Uno de los rituales más conmovedores que distingue a Malinalco es la "Tradición de la Cera", una práctica comunitaria que simboliza la guía espiritual para los difuntos.
Los visitantes llevan velas o cirios largos a las ofrendas de los "Muertos Nuevos", como símbolo de luz para el alma que regresa del Mictlán. A cambio, las familias entregan un pequeño obsequio, pan de muerto, fruta, tamales o dulces artesanales, en señal de gratitud.
Este gesto de reciprocidad, donde el visitante aporta luz y la familia devuelve generosidad, convierte la festividad en un acto profundamente humano.
Malinalco es un destino para sentir la tradición
Durante estos días, Malinalco no solo rinde homenaje a la muerte, sino que exalta la vida. El corazón del pueblo se transforma en un lienzo de colores y aromas: papel picado ondeando en cada calle, flores de cempasúchil marcando el camino y el copal envolviendo el aire con su perfume ritual.
El mercado local se convierte en un festín para los sentidos, repleto de productos tradicionales, entre ellos calaveritas de azúcar, panes recién horneados, guacalitos y delicadas canastitas de pepita, artesanías únicas de esta región mexiquense.
Las actividades no se quedan atrás, recorridos nocturnos por el panteón, ofrendas públicas, espectáculos culturales y una muestra gastronómica que fusiona tradición y creatividad. Uno de los imperdibles es el cóctel “Catrina”, elaborado con tequila, calabaza dulce y especias, que captura en cada sorbo el espíritu de la temporada.
Visitar Malinalco durante el Día de Muertos 2025 no es solo hacer turismo, es entrar en un espacio donde la muerte es entendida como continuidad, no como final. Aquí, los que se han ido son recordados con luz, pan y memoria, sus historias reviven en altares y conversaciones, en un ambiente que reconecta con lo más profundo de nuestras raíces.
Si lo que buscas es una celebración verdadera, sin espectáculo prefabricado ni folclor de escaparate, Malinalco es el lugar. Te recibe con sus puertas abiertas, su altar encendido y una comunidad lista para compartir el alma de una tradición que sigue viva.
