En un mundo saturado de películas de terror, pocas han logrado el nivel de obsesión que rodea a El Conjuro. Con salas llenas en cada estreno, disfraces de Halloween inspirados en la muñeca Annabelle y teorías conspirativas que inundan las redes sociales, esta saga cinematográfica se ha transformado en mucho más que entretenimiento: se ha convertido en un fenómeno cultural.
Con el inminente estreno de El Conjuro 4: Últimos Ritos, programado para el 4 de septiembre de 2025, la franquicia regresa al centro del escenario mediático. Prometiendo explorar uno de los casos “más oscuros” y supuestamente reales de los archivos de Ed y Lorraine Warren, esta nueva entrega ha encendido nuevamente tanto la pasión de los fanáticos como las críticas de los escépticos.
¿Quiénes fueron Ed y Lorraine Warren y por qué se volvieron figuras clave del terror?
Ed Warren (1926-2006), un demonólogo autoproclamado y su esposa Lorraine (1927-2019), quien aseguraba tener habilidades psíquicas, fundaron la New England Society for Psychic Research (NESPR) en 1952. Durante décadas, se presentaron como una pareja católica dedicada a investigar y combatir lo que describían como fuerzas demoníacas.
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Sus casos inspiraron algunas de las historias paranormales más populares de la cultura pop, muchas de las cuales dieron origen al universo cinematográfico de El Conjuro.
Sin embargo, el legado de los Warren es profundamente divisivo. Mientras algunos los consideran pioneros del estudio paranormal, otros los ven como figuras controversiales que explotaron el miedo colectivo para lucrar con relatos que carecen de evidencia científica.
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La saga El Conjuro incluye varios casos emblemáticos de los Warren:
- El caso Perron (El Conjuro, 2013): una granja en Rhode Island supuestamente acechada por el espíritu de una bruja. La evidencia histórica sobre “Bathsheba Sherman” es escasa y no confirma su relación con prácticas ocultistas.
- El poltergeist de Enfield (El Conjuro 2, 2016): un famoso caso en Inglaterra, en el que varios testigos señalaron que los fenómenos eran producto de bromas infantiles. Los Warren apenas participaron y según el investigador Guy Lyon Playfair, su presencia fue “no solicitada”.
- El caso Arne Johnson (El Conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo, 2021): un joven que cometió un homicidio y alegó posesión demoníaca como defensa legal. La justicia rechazó ese argumento y varios expertos aseguraron que no existió un exorcismo formal.
- Annabelle, protagonista de su propia trilogía, está inspirada en una muñeca Raggedy Ann supuestamente poseída. No obstante, los relatos carecen de sustento verificable y han sido tachados de sensacionalistas.
- La Monja y la figura demoníaca Valak: aunque impactante en pantalla, se trata de una figura tomada de textos esotéricos antiguos y sin vínculos claros con los casos reales de los Warren.
¿Las películas de El Conjuro se basan en hechos reales o en ficción sensacionalista?
Diversas fuentes y expertos han cuestionado la autenticidad de los relatos presentados por los Warren. Steven Novella, neurólogo y miembro de la New England Skeptical Society, calificó su trabajo como “historias de fantasmas sin evidencia”. En el caso de Amityville, el abogado William Weber reconoció que la historia fue exagerada con fines económicos.
El escritor Ray Garton, encargado de redactar In a Dark Place, basado en uno de los casos de los Warren, denunció que Ed Warren le solicitó “inventar detalles” para hacer la historia más impactante. Además, el museo ocultista que ellos gestionaban, junto con la venta de libros y conferencias, generó importantes ingresos. Por eso, críticos como Joe Nickell, del CSICOP, sostienen que “sus casos fueron creados para vender”.
Sin embargo, no todo es escepticismo. Algunas personas relacionadas con los casos reales defienden a los Warren. Andrea Perron, quien vivió en la casa de Harrisville, afirma que su familia fue víctima de fenómenos paranormales.
Mientras tanto, la saga sigue arrasando en taquilla, acumulando más de 2 mil millones de dólares en ingresos globales.
¿Por qué El Conjuro genera tanto fanatismo más allá del miedo en la pantalla?
El atractivo de El Conjuro va más allá del horror. Sus tramas mezclan lo sobrenatural con lo espiritual, lo doméstico con lo demoníaco.
Para los fanáticos, no es solo una serie de películas, sino una experiencia compartida que despierta preguntas sobre lo desconocido, la fe y el mal. Con El Conjuro 4: Últimos Ritos a punto de estrenarse, el debate sobre los Warren y sobre la fina línea entre verdad y ficción, está lejos de terminar.
