Robert Redford, el eterno galán de mirada serena, el cineasta comprometido, el impulsor incansable del cine independiente, ha fallecido a los 89 años, poco después de una nueva edición del Festival de Cine de Venecia. Su muerte cierra el ciclo de una de las trayectorias más influyentes del séptimo arte.
Un adiós definitivo que llega siete años después de haber anunciado su retiro de la actuación, a los 82, una decisión que muchos consideraron precoz para alguien que seguía irradiando elegancia y vitalidad.
"Este es mi adiós a todo eso", le dijo entonces, no a un medio, sino a su nieto Dylan Larsen, en una entrevista íntima para el Walker Art Center. Redford, siempre receloso de la prensa, eligió ese momento y ese interlocutor para despedirse del cine, aunque dejó la puerta abierta a su primera pasión: la pintura.
Te podría interesar
"Con ella no tengo que depender de nadie. Solo de mí mismo, como era antes", confesó.
¿Cómo un joven pintor bohemio se convirtió en leyenda del cine estadounidense?
Nacido el 18 de agosto de 1936 en Santa Mónica, Charles Robert Redford Jr. nunca soñó con ser actor. Su vocación original era la pintura. Criado en Van Nuys, a las puertas de Hollywood, evitó el embrujo de los estudios desde niño.
Te podría interesar
Su afición al deporte le abrió las puertas de la Universidad de Colorado, pero una cadena de tragedias personales lo llevó a abandonar los estudios, perderse en el alcohol y lanzarse a recorrer Estados Unidos y Europa en busca de un propósito.
En EE.UU., conoció a Lola Van Wagenen, con quien se casó en 1958 tras una propuesta de matrimonio improvisada desde una cabina telefónica. "Tengo 32 dólares en monedas, decidamos si nos casamos o no", le dijo.
Tuvieron cuatro hijos y estuvieron juntos 27 años. Lola Van Wagenen fue su ancla emocional y quien lo encaminó hacia el teatro y la interpretación.
¿Por qué Robert Redford fue mucho más que un rostro atractivo en Hollywood?
Redford debutó en Broadway con Descalzos por el parque en 1963, papel que repetiría en el cine en 1967. Desde entonces, se convirtió en una figura imprescindible con títulos como Dos hombres y un destino, El golpe, Tal como éramos, Todos los hombres del presidente, Memorias de África o El hombre que susurraba a los caballos.
Fue nominado una sola vez al Óscar como actor en “El golpe”, pero ganó como director por Gente corriente en 1980 y en 2002 recibió un Óscar honorífico.
Su cine siempre tuvo una mirada ética y crítica, ya que denunció la corrupción, defendió el periodismo, visibilizó minorías y celebró la naturaleza. Sus personajes, como él, fueron siempre libres e inconformistas.
¿Cómo Sundance revolucionó el cine independiente en Estados Unidos y el mundo?
En 1980 fundó el Instituto Sundance en Utah, que con los años se convirtió en el motor del cine independiente estadounidense. Lo bautizó así por su personaje en Dos hombres y un destino y lo imaginó como un espacio de formación y experimentación para nuevos creadores. De allí surgieron cineastas como Quentin Tarantino, Steven Soderbergh, Paul Thomas Anderson o Chloé Zhao.
El Festival de Sundance, su creación más influyente, redefinió lo que significaba "hacer cine en los márgenes". En 2025 se anunció su traslado a Boulder, Colorado, pero su esencia permanece intacta: libertad creativa, riesgo narrativo y visión personal. Todo eso que Redford representó durante décadas.
¿Qué tragedias marcaron la vida personal del ícono más reservado de Hollywood?
Detrás de la leyenda había dolor. Su primer hijo, Scott, murió de muerte súbita infantil. Su hija Shauna perdió a su pareja en un crimen sin resolver. Su hijo Jamie superó un trasplante de hígado en los 90, pero falleció en 2020.
Redford también enfrentó la soledad tras su divorcio, aunque años más tarde encontró el amor y la paz junto a Sibylle Szaggars, una pintora alemana con quien se casó en 2002 y con quien compartía su amor por el arte y la naturaleza.
¿Cuáles fueron las películas clave que definieron la carrera de Robert Redford?
El candidato (Michael Ritchie, 1972)
Ganadora del Oscar al Mejor Guión Original y una de las mejores películas de los años 70, reflexiona sobre cómo el auge de los mass media ha acabado convirtiendo la política en un circo en el que la imagen tiene mucha más importancia que el discurso y las ideas. Redford encarna a un joven abogado que pretende dar batalla en la campaña presidencial de 1972 enfrentándose a Richard Nixon.
Descalzos por el parque (Gene Saks, 1967)
Deliciosa comedia romántica, un género en el que Robert Redford no se ha prodigado demasiado, pero que siempre ha clavado con su carisma y encanto de galán clásico de Hollywood. En este filme, nuestro hombre encarna a un abogado recto, serio y formal, que se enamora de una Jane Fonda desatada y jovial. Adapta el gran éxito de Broadway de Neil Simon y dirige Gene Saks.
Los fisgones (Phil Alden Robinson, 1992)
Como una de las mejores películas de robos y atracos, este filme nos ofreció tensión y emoción. La historia sigue a Martin Bishop, un genio de los ordenadores que se ve obligado a trabajar para una agencia secreta en la misión del robo de una caja negra.
Spy game (Juego de espías) (Tony Scott, 2001)
Dirigida por Tony Scott, la historia de esta película sigue a un veterano agente de la CIA que en el mismo día de su jubilación, se ve envuelto en un último y peligroso trabajo: resulta que su discípulo ha sido acusado de espionaje, se encuentra en una cárcel china y será ejecutado en un plazo de 24 horas. Y el maestro hará todo lo posible para salvarle.
Tal como éramos (Sydney Pollack, 1973)
Basada en la novela de Arthur Laurents, quien además la adaptó para la gran pantalla, esta película marcó una de las grandes cintas románticas de la carrera de Robert Redford. La historia sigue a dos estudiantes universitarios de carácter muy diferente que vivirán una tórrida y también complicada relación. Ganó dos premios Oscar: a la Mejor Canción Original y a la Mejor Banda Sonora.
La jauría humana (Arthur Penn, 1966)
Adaptación de la novela de Horton Foote, refleja un momento de violencia en la siempre conflictiva América profunda, con el caciquismo, los prejuicios y el racismo por bandera en una población del sur del país. Allí encontramos a un reparto de excepción liderado por Jane Fonda, Marlon Brando y Robert Redford, uno de los puntos fuertes de esta película de Arthur Penn de los años 60.
Brubaker (Stuart Rosenberg, 1980)
Robert Redford dio vida en esta película a una persona real, Tom Murtom, cuyos conflictos vitales se trasladaron a este drama carcelario dirigido por Stuart Rosenberg. La historia nos cuenta cómo este director de prisiones conmocionó al país destapando los escandalosos abusos y asesinatos que tuvieron lugar en la prisión estatal. ¿Y cómo lo consiguió? Infiltrándose como un preso recién llegado.
Memorias de África (Sydney Pollack, 1985)
Una de las mejores películas románticas de todos los tiempos, inolvidable la escena en la que Robert Redford le lava el pelo a Meryl Streep en mitad de un riachuelo. Basada en la novela de Karen Blixen, nos lleva hasta la Kenia de principios del siglo XX, donde un matrimonio de conveniencia acaba desembocando en una aventura de autodescubrimiento para la protagonista.
Los tres días del cóndor (Sidney Pollack, 1975)
La mejor película que filmaron juntos Sidney Pollack y Robert Redford es un thriller conspiracionista en el que el actor interpreta a un funcionario de la CIA que comprueba con estupor como, uno a uno, están asesinando a todos sus compañeros. El film adapta la novela 'Six Days of the Condor', de James Grady,
Un puente lejano (Richard Attenborough, 1977)
Basada en la novela de Cornelius Ryan, podemos considerar esta película al mismo tiempo una de las mejores películas de guerra de la historia y también la que cuenta con el reparto más impresionante de todos los tiempos: Sean Connery, Edward Fox, James Caan, Dirk Bogarde, Michael Caine, Robert Redford, Anthony Hopkins, Liv Ullmann, Maximilian Schell, Gene Hackman, Ryan O'Neal, Laurence Olivier, Elliott Gould. Todos se reunieron en esta superproducción sobre la Segunda Guerra Mundial.
El mejor (Barry Levinson, 1984)
Adaptación de la novela 'The Natural', de Bernard Maladoud, dirigida por Barry Levinson. Redford encarna a un viejo jugador de béisbol que se hace cargo de los The New York Knights y los lleva a conquistar las Grandes Ligas en 1939. Fue nominada a cuatro Oscars.
Las aventuras de Jeremiah Johnson (Sidney Pollack, 1972)
Redford pudo dar forma a sus preocupaciones medioambientales y antisistema de la época con este western profundamente inspirado en el 'Walden' de Henry David Thoreau y basada en la vida de John "Liver-Eating" Johnson, alias 'Mountain Man'. Fue la segunda de sus numerosas películas a las órdenes de Sidney Pollack.
Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976)
Si en 'El candidato', Redford rivaliza políticamente con Nixon, en 'Todos los hombres del presidente' hunde su carrera destapando el Watergate. Él y Dustin Hoffman interpretan a los dos periodistas del The Washington Post que gracias a su investigación lograron desvelar una trama de corrupción gubernamental que acabó forzando la dimisión del entonces inquilino de la Casa Blanca.
'Dos hombres y un destino' (George Roy Hill, 1969)
Redford formó junto al irrepetible Paul Newman una de las parejas más célebres del cine, cuya primera colaboración se produjo en este western en el que el primero encarna a Sundance Kid y el segundo a Butch Cassidy, dos pistoleros que se ganan la vida atracando bancos y asaltando trenes y que deciden proseguir con sus vidas por separado. Es uno de los mejores westerns de la historia del cine.
'El golpe' (George Roy Hill, 1973)
Cuatro años después de 'Dos hombres y un destino', Redford, Newman y el director George Roy Hill volvieron a formar equipo en este inolvidable clasicazo ganador de 7 Oscars y por el que Redford obtuvo su única nominación como actor a los premios de la Academia. Él y Newman interpretan a dos timadores que urden un plan de venganza contra el asesino de uno de sus colegas.
Hoy, el mundo homenajea al actor y cineasta. Sin embargo, es importante no pasar por alto al joven que soñaba con ser pintor, al activista comprometido con un cine consciente, al creador que estableció un refugio para los soñadores. Y, sobre todo, al hombre que permaneció fiel a su esencia hasta el último momento.
