Existe un encantador pueblo mágico en San Luis Potosí, que se convierte en un destino imperdible para las fiestas de Día de Muertos.
Este antiguo enclave minero, envuelto en un aura de misterio y desierto árido, transforma sus calles empedradas en un escenario donde la vida y la muerte se entrelazan con elegancia.
Con su historia de plata y leyendas huicholes, invita a viajeros a honrar a los ancestros en un ambiente solemne, lejos del bullicio cotidiano, aquí en FM Globo te contamos cuál es este pueblo mágico ideal para celebrar las tradicionales fiestas de Día de Muertos.
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¿Cuál es el pueblo mágico de San Luis Potosí con las mejores tradiciones de Días de Muertos?
Las tradiciones de Día de Muertos en Real de Catorce destacan por su sobriedad mística, contrastando con las fiestas vibrantes de otras regiones.
Del 1 al 2 de noviembre, la plaza principal se adorna con altares coloridos repletos de velas, flores de cempasúchil y ofrendas que evocan la abundancia para los difuntos.
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A diferencia de los panteones animados del centro de México, el cementerio local se vive en silencio reverencial, donde los visitantes depositan globos y oraciones en un ritual que resalta la transición espiritual.
El desfile de catrinas y catrines es el corazón pulsante de estas fiestas, con participantes vestidos en atuendos barrocos desfilando por las avenidas polvorientas.
Concursos de altares fomentan la creatividad comunitaria, premiando diseños que incorporan elementos locales como peyote huichol y pan de muerto potosino.
Imagen: FB Real de Catorce SLP-peregrinaciones.
Además, presentaciones de danzas Xantolo, inspiradas en la Huasteca, simbolizan el puente entre vivos y muertos, atrayendo a miles de turistas que buscan autenticidad en este pueblo fantasma de San Luis Potosí.
¿Qué actividades únicas puedes disfrutar en Real de Catorce durante las fiestas de Día de Muertos?
Real de Catorce ofrece actividades únicas que elevan las fiestas de Día de Muertos a un nivel inolvidable, recorridos nocturnos por sus calles legendarias, iluminados por antorchas, permiten explorar mitos como el del fantasma minero en el Palacio de Quetzalcóatl.
Conciertos de música barroca y jazz en la iglesia de la Inmaculada Concepción crean una banda sonora etérea, mientras que talleres de elaboración de calaveritas literarias invitan a la reflexión poética.
No faltan deleites gastronómicos: saborea asado de boda con mezcal ahumado o atoles de piloncillo en fondas locales, acompañados de relatos huicholes alrededor de fogatas.
Para los aventureros, cabalgatas al desierto circundante culminan en vigilias al amanecer, donde el peyote sagrado añade un matiz chamánico.
Estas experiencias en San Luis Potosí no solo entretienen, sino que profundizan la esencia de Día de Muertos en Real de Catorce, convirtiéndolo en un refugio para el espíritu nómada.