En el corazón de las montañas hidalguenses, Real del Monte guarda un tesoro que no brilla como la plata, pero que ha dejado una huella profunda en la cultura local: el paste.
Este platillo, nacido en las profundidades de las minas y traído desde Cornualles, Inglaterra, ha recorrido un largo camino hasta convertirse en un emblema gastronómico e identitario del pueblo.
Más que una empanada, el paste es una historia que se saborea, un legado que une generaciones y un símbolo del orgullo hidalguense.
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¿Cómo llegó un platillo británico a convertirse en el símbolo culinario de Real del Monte?
La historia del paste se remonta al siglo XIX, cuando mineros británicos llegaron a Real del Monte atraídos por las riquezas de sus vetas de plata. Junto a sus herramientas, trajeron consigo el Cornish pasty, una empanada rellena de carne, papa y nabo, diseñada para ser resistente y práctica durante las largas jornadas laborales bajo tierra.
El borde trenzado de la empanada no era decorativo, ya que servía como un "asa" para sostener el alimento con manos sucias de polvo y metales, evitando contaminar el interior. Al terminar, se desechaba esa parte. Así nació una costumbre culinaria que con el tiempo, lejos de desvanecerse, se reinventó.
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¿Qué ingredientes transformaron al tradicional Cornish pasty en el icónico paste mexicano que hoy conocemos?
Con el paso del tiempo, el pasty fue adoptado y adaptado por las familias hidalguenses, que lo convirtieron en paste, dándole un sello mexicano tanto en sabor como en presentación.
Las cocineras locales comenzaron a experimentar con nuevos rellenos: chile, frijoles, mole, tinga, arroz con leche, piña, guayaba, entre otros. El borde, antes desechado, pasó a formar parte del bocado y del ritual de su consumo.
De simple alimento funcional para los mineros, el paste se transformó en una expresión cultural viva que hoy representa la fusión de dos mundos: el británico y el mexicano.
¿Por qué el paste dejó de ser alimento minero para convertirse en parte del patrimonio hidalguense?
El paste es mucho más que una empanada, es un símbolo culinario presente en desayunos, comidas familiares y celebraciones en Hidalgo. En Real del Monte, numerosas pasterías familiares mantienen viva esta tradición, que también impulsa la economía local al atraer turistas nacionales e internacionales.
Cada año, el Festival Internacional del Paste convierte al pueblo en centro gastronómico, con recetas tradicionales y modernas, concursos, talleres y recorridos históricos. El paste no solo se come, se vive y se celebra.
Para quienes quieren conocer más sobre esta historia que cruza fronteras, el Museo del Paste, ubicado en el corazón de Real del Monte, ofrece un recorrido detallado por su evolución, desde su origen británico hasta su transformación en símbolo hidalguense.
